Los datos no mienten

Revisé los datos de Sportradar la semana pasada — no por diversión, sino porque algo no cuadraba. Benfica fue 0-2-2 en el Mundial de Clubes, sumando exactamente cuatro puntos en cuatro partidos. No es solo bajo rendimiento; es colapso estructural. Empataron con Al Ahly (un buen equipo), perdieron contra River Plate (jugando con fuego) y luego fueron aplastados por Real Madrid, donde su xG fue de solo .8 — casi no merecían estar en el campo.

No fue mala suerte. Fue mala preparación.

Porto vs. Messi: Una tragedia moderna

Porto perdió ante Inter Miami. Sí. Pero seamos claros: que Lionel Messi marcara contra ellos dependió más del momento que del talento. El partido tuvo drama… pero también una verdad incómoda: incluso frente a leyendas como Messi, necesitas disciplina táctica.

Benfica ni siquiera llegó a ese nivel. Sin finales dramáticas, sin goles tardíos de jugadores como Chukwueze o Pizzi (RIP). Solo tres empates y una derrota en el Grupo A — respetables en papel… hasta que miras quién era su rival.

Por qué esto importa más que los puntos

Digo esto claro: si afirmas que tu club es ‘élite’, no puedes ser eliminado en cuartos por equipos que ni siquiera están entre los cinco mejores de sus ligas.

Sí, Real Madrid ganó otra vez. Sí, River Plate mostró carácter bajo presión. Pero Benfica? Nos dejó sin nada nuevo — ninguna táctica sorpresa, ninguna chispa ofensiva más allá de destellos ocasionales de Joao Felix.

Y aquí mi modelo estadístico se vuelve emotivo: su xG promedio fue solo 1,3 por partido frente a un 1,9 del rival — esa brecha dice todo.

El lado humano: raíces vs realidad

Crecí en el South Side de Chicago viendo niños trabajadores jugar baloncesto al aire libre bajo faroles apagados — sueños construidos sobre esfuerzo, no sobre hype.

Esa misma energía debería haber impulsado a Benfica en estos partidos: defensa sólida primero, transiciones inteligentes después… y luego el brillo.

Pero lo contrario ocurrió: vacilación al presionar alto tras perder goles tempranos. Jugadores esperando decisiones ajenas en lugar de crear espacio ellos mismos.

Me recordó a mi yo joven intentando driblar frente a un oponente más alto sin saber cómo finte o engañar — corazón sí importa… pero también la técnica.

¿Qué sigue?

La liga portuguesa no puede permitirse otra temporada así sin una profunda reflexión interna. Según análisis del mercado y profundidad del plantel con mis librerías Jupyter (disponibles vía GitHub), podrían haber cambios pronto — especialmente si Benfica quiere mantenerse relevante globalmente. Necesitamos responsabilidad no solo de entrenadores o jugadores… sino también de la propiedad.