El Mundial de Clubes ya no es mundial

H1: El Mundial de Clubes ya no es global — Es la Champions League con más potencia

Digo esto sin rodeos: si en el Mundial de Clubes no ves un equipo sudamericano o asiático entre los mejores al final, no estás viendo fútbol… estás viendo un espectáculo sobre el dominio europeo.

Llevo años cubriendo torneos desde mis tiempos en ESPN Chicago, y nada me sorprende más que cómo este evento se ha transformado en un reflejo fiel de la Liga de Campeones. Los mismos clubes. Las mismas tramas. El mismo drama predecible. Incluso los estadios parecen haber sido trasladados directamente desde Madrid o Manchester.

H2: Los números no mienten — Este torneo es eurocéntrico

Hablamos de 8 equipos en eliminatorias. Siete son europeos. Solo uno —Al-Hilal, de Arabia Saudita— representa a Asia. Eso no es equilibrio; es sesgo institucional disfrazado con un logo festivo.

Y aquí viene lo interesante: cuatro de esos siete europeos ya luchan por llegar a la final con nombres como París Saint-Germain, Real Madrid, Manchester City… ¿y Chelsea? ¿En serio?

¿Cuándo pasó esto del ‘mundo’ al ‘élite europea’? ¿No hubo intento por incluir clubes fuertes de África o CONCACAF? ¿O simplemente es más fácil invitar a quienes ya sabemos que ganarán?

H3: ¿Por qué importa más allá de los datos?

Esto no trata solo de justicia; tiene que ver con identidad. El fútbol fue pensado para ser global. Pero cuando todos los grandes torneos terminan siendo una prolongación del derbi entre La Liga y la Premier League, ¿qué mensaje enviamos?

A los jóvenes jugadores en Lagos o Lima: tu club puede ser increíble… pero si no gana su liga local y sobrevive cinco rondas clasificatorias contra otros equipos africanos/asianos… buena suerte para estar en esa gran escena.

Y sí, he hablado con scouts que dicen que el talento está por todas partes. Pero visibilidad? Acceso? Inversión?

Ese es el poder —y ahora mismo Europa lo tiene todo controlado.

H4: Un sistema roto necesita más que arreglos superficiales

Podrías cambiar formatos —añadir más clasificatorios desde confederaciones no europeas— pero hasta que la FIFA invierta verdaderamente en infraestructura fuera de Europa (centros de entrenamiento en Dakar o Río), seguiremos viendo tokenismo disfrazado de globalización.

Imagina que el año que viene haya una eliminatoria entre Al Ahly y Flamengo antes del último round… ¡en lugar de enfrentarlos contra el PSG en marzo! Eso sí sentiría como fútbol mundial —no nostalgia por viejas dinastías.

No se trata de criticar a Europa; se trata del derecho a una verdadera globalización. Necesitamos representación real, no solo presencia simbólica en ceremonias inaugurales mientras las decisiones las toman juntas ejecutivas en Zúrich y Londres.

H5: Entonces, ¿qué puede cambiar? Comencemos con responsabilidad

No digo que se cancele el Mundial de Clubes —¡manténgalo!— pero hagámoslo valioso más allá del branding para patrocinadores y el prestigio para clubes élite.

Exige transparencia sobre los caminos clasificatorios. The fans merecen algo mejor que otra excusa para justificar por qué «el mejor equipo» siempre termina siendo Barcelona o Bayern Múnich otra vez.

Es hora de dejar de llamarlo «torneo mundial» cuando la mitad ni siquiera puede competir con justicia.